Historia de nuestra lengua española
¿Cómo se origina el castellano?
Íberos, romanos, griegos y cartagineses.
Bárbaros, árabes e indígenas americanos. El castellano es producto de los
aportes de numerosas culturas, que convivieron pacíficamente o se enfrentaron a
través de los siglos. Actualmente, es la tercera lengua más hablada del
planeta, después del chino y del inglés. Y sigue expandiéndose.
Así como los pueblos tienen una historia que
los transforma y los consolida culturalmente, el idioma que hablan también
sufre cambios y modificaciones con el paso del tiempo. El acto de hablar,
además de constituir una herramienta de comunicación fundamental, propia de los
seres humanos, es una manifestación de identidad cultural: cada lengua da
cuenta de una manera de percibir el mundo y de expresarlo.
La disciplina que se ocupa de estudiar y
describir los cambios que tiene un idioma en relación con la historia de
quienes lo hablan es la lingüística histórica. Y a pesar de que no se ha podido
determinar el origen primero del lenguaje humano, sí ha sido posible describir
la evolución y el desarrollo de numerosas lenguas.
Antes de la llegada de los romanos, la Península Ibérica estuvo ocupada por otros pueblos que tenían lenguas y culturas diferentes. Este período es conocido como la época prerromana. Los pueblos más importantes fueron: íberos, celtas, vascos, fenicios, griegos y cartagineses.
Cuando llegaron los romanos, todas las lenguas desaparecieron menos el vascuence o euskera; de todas formas, todavía quedan en la actualidad palabras de origen prerromano: barro, cabaña, cerveza, salmón, carpintero, conejo, charca, perro, lanza, balsa...
El castellano ha transitado –y continúa
transitando– por procesos de transformación que cada día lo diferencian más de
su lengua madre, el latín. Para comprender el castellano que se habla hoy, es
necesario saber qué pasó en cada etapa de su formación.Cuando llegaron los romanos, todas las lenguas desaparecieron menos el vascuence o euskera; de todas formas, todavía quedan en la actualidad palabras de origen prerromano: barro, cabaña, cerveza, salmón, carpintero, conejo, charca, perro, lanza, balsa...
Los romanos en Hispania
Los romanos desembarcaron en Emporion (hoy Ampurias, al noreste de España)
en el año 218 a.C. Desde esa fecha y en los tres siglos subsiguientes, consumaron
la conquista de toda la península ibérica, a la que llamaron Hispania. La
mayoría de los pueblos que habitaban la península, al ser sometidos por el
imperio, terminaron por adoptar el latín, y la forma de vida y religión de los
romanos. Y cuando Roma se convirtió al cristianismo, también lo hizo Hispania,
en el año 313.
El latín, la lengua de los romanos, tenía dos
modalidades: el latín clásico y el latín vulgar. El latín clásico era utilizado
por los intelectuales, sacerdotes y nobles (los sectores sociales privilegiados
que sabían leer y escribir). Esta era la única variedad de latín que se
escribía. El común del pueblo y los soldados —que fueron quienes concretaron la
conquista— usaban en latín vulgar.
Durante la dominación romana, que duró casi
300 años, el latín vulgar se mezcló con las lenguas que se hablaban en la
península ibérica previamente a su llegada. A esta mezcla se la llama
contaminación lingüística. Aún perviven en nuestra lengua palabras de origen
prerromano, como "barro", "cabaña", "cerveza",
"salmón", "carpintero", "conejo",
"charca", "perro", "lanza", "balsa" y
entre otras. Estas palabras sobrevivieron, a pesar de que los romanos
impusieron el latín como lengua oficial. Lo mismo hicieron los romanos en los
otros territorios que ocuparon en el resto de Europa, y de esta imposición
surgieron las lenguas que actualmente se conocen como lenguas romances: el
castellano, el portugués, el francés, el rumano, el catalán, el gallego y el
italiano, entre otras. Todas derivan del latín vulgar.
EJEMPLOS DIALÉCTICOS:
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Latín
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Latín Vulgar
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Latín Culto
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opera
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obra
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Ópera
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misturare
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mezclar
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Misturar
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gelidum
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helado
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gélido
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strictus
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estrecho
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estricto
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Sólo dos idiomas resistieron la hegemonía del
latín: el griego, debido a que Roma mantenía relaciones comerciales importantes
con Grecia y respetaba su cultura; y el vascuence o euskera, debido a que el
territorio vasco fue el único que los romanos no lograron conquistar. Se cree
que el vascuence proviene de lenguas antiguas del centro de Europa.
Invasiones bárbaras
El Imperio romano al comenzar a debilitarse económica y políticamente fue ocupado en el año 410
por los bárbaros. Así se inició el período de las
"invasiones bárbaras". Los bárbaros eran los pueblos germánicos, del
centro de Europa: visigodos y ostrogodos, francos y suevos, alanos y vándalos.
Los visigodos ocuparon casi toda la península ibérica a lo largo de dos siglos.
"Bárbaro" es una palabra de origen
latino que designaba al que no hablaba latín, al que "balbuceaba". A
raíz de la guerra con los pueblos germanos se comenzó a utilizar para nombrar a
los pueblos centroeuropeos, que no hablaban la lengua del Imperio.
Las palabras que se incorporaron al latín a
partir de esta invasión se llaman germanismos y aún se usan muchas de ellas. La
gran mayoría de las palabras bárbaras tenían un equivalente latino. Sin
embargo, las nuevas formas fueron preferidas por los hablantes.
Algunos germanismos incluye locuciones
relacionadas con la batalla, por ejemplo: "guerra",
"orgullo", "ufano", "riqueza", "talar",
"robar", "guardar", "botín", "ganar",
"galardón", "bandido", "bandera",
"guadaña", "espía" y otras expresiones incluye locuciones derivadas de la convivencia entre
romanos y bárbaros, por ejemplo: "jabón", "toalla",
"guante", "cofia", "falda", "agasajar",
"arpa", "ropa".
Dominación árabe
El último rey godo fue derrotado en el año 711
por Tarik y su ejército de moros. Los musulmanes conquistaron toda la península
ibérica en menos de un año, y la dominación árabe duró ocho siglos.
Durante la ocupación árabe, el intercambio
cultural fue muy fructífero y enriquecedor en todos los sentidos. Fue una época
de convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos, lo que dio esplendor a la
cultura peninsular. La lengua incorporó una gran cantidad de arabismos
(palabras de origen árabe) que seguimos usando hasta la actualidad. Unos
cuantos ejemplos son: "alfombra", "atalaya",
"aceite", "aceituna", "acequia",
"albañil", "alcalde", "alcantarilla",
"alcoba", "alcohol", "alfalfa",
"algodón", "alhelí", "almohada",
"alquimia", "azahar", "azogue",
"azotea", "azúcar", "azucena",
"azufre", "azulejo", "cifra", "hazaña",
"jarabe", "jinete", "laúd", "limón",
"naranja", "sandía", "tabique",
"tambor", "taza", "zanahoria" y muchas más.
La adopción de arabismos se debe, en parte, al
desarrollo de nuevas disciplinas y costumbres propias de los árabes, como se
observa en las palabras relacionadas con la matemática y la aritmética
("álgebra"); con la horticultura y la jardinería
("albahaca", "berenjena") o con la higiene corporal
("jarra").
Otra de las razones de la adopción de términos
árabes fue la estética de esa lengua. En efecto, la simple belleza de algunas
palabras provocó que se prefirieran frente a otras expresiones que ya existían
en latín; un ejemplo es la palabra "azul", que reemplazó a la palabra
latina "coeruleus".
La Reconquista
En contacto con las lenguas peninsulares y con
el árabe, el latín no evolucionó igual en todas las zonas, y fue originando
diferentes dialectos: el castellano, el galaico-portugués, el astur-leonés, el
catalán y el mozárabe. En el norte de la península, en una zona comprendida
entre Cantabria y Burgos, se refugiaron los cristianos que resistían a la
invasión musulmana. Entre ellos nació el castellano, alrededor del siglo IX.
Si bien los intentos por recuperar los
territorios ocupados por los musulmanes comenzaron en el siglo VIII, fue entre
los siglos XI y XII cuando las guerras de la Reconquista cobraron verdadero
impulso. Los cristianos empezaron a avanzar hacia el sur, hasta que a
principios del siglo XV se establecieron en Castilla, tomaron León y edificaron
el reinado de Fernando I. Allí se hicieron fuertes; y en el año 1492, con la
toma de Granada, reconquistaron totalmente la península ibérica.
El castellano en América
Así como el latín llegó a la península ibérica
a través de una conquista, lo mismo ocurrió con la llegada del castellano a
América. Los españoles impusieron su lengua –el castellano– sobre los idiomas
de los distintos pueblos amerindios.
El castellano que llegó a América tenía
influencia andaluza, porque muchos colonizadores eran de esa zona del sur de
España. Ya instalado en América, el castellano se modificó aún más, e incorporó
palabras como "canoa", "cacique" y "hule",
herencia de las lenguas indígenas.
La actualidad
La evolución del castellano continúa con la
influencia de diversos factores, como la migración, los medios masivos de
comunicación y la ciencia y la tecnología, que día a día necesitan acuñar
nuevos términos para denominar una realidad en permanente cambio.
Algunos ejemplos de mezcla lingüística en el
castellano son los italianismos, como "piano", "soneto",
"capricho"; los galicismos (palabras de origen francés) como
"garaje", "pantalón", "cobarde", "estaca",
y los anglicismos (provenientes del inglés) como "fútbol",
"champú", "vagón". Además, en los últimos años, el
castellano ha incorporado numerosos neologismos (palabras nuevas) como
"fax", "internet", "lycra",
"ciberespacio", "chequear", "globalización",
"desburocratizar", etc.
Hoy el castellano es la tercera lengua más
hablada en el mundo, con unos 300 millones de hablantes, después del chino
(1.000 millones) y el inglés (400 millones). Nuestra lengua sigue
expandiéndose: es el segundo idioma en los Estados Unidos, país que cuenta con
varias cadenas de radio y televisión que emiten en castellano. Y es la lengua
que más se estudia como idioma extranjero en Europa.
Fuente: educar.ar
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